Especiales
Milagro
Era un día de mañana , estaba espantada, no sabía bien que pasaba, pero la voz desesperada de mi madre nos dijo a todo
s que rezáramos.
Así que corrí pronto a la recámara donde estaba ella, la miré de frente y recé con todas mis fuerzas. Un por favor hecho oración llego hasta el cielo y como tocada por Dios le dije a mi padre lo que tenía que hacer. Ese instante lo cambió todo. La oración nos cubrió a todos y después de un rato, todo entonces se calmó. Él y todos, quedamos a salvo.
Han pasado ya 38 años de ese milagro.
Mientras llena de una gratitud que desborda mi ser, cierro mis ojos para verlo todo, la observo detenidamente, veo su gracia y su dulce mirada que llena de paz cada parte de mi ser, me gozo en su voz que no precisa voz y en su tierno e infinito corazón.
¡Madre amada!, aquí está tu hija eterna.
Gracias por tanto.
Y así es.
Autor: Gabriela Zarzosa Quintero
Mi deber como madre
Mi deber como madre es construir puentes y caminos de esperanza. Si lo hago, mis hijos aprenderán a edificar los suyos, y cada uno, representa la posibilidad de cambiar nuestra vida e incluso nuestro destino.
Lo supe cuando pude ver en los ojos de mis hijos su alma; porque es ahí cuando uno logra ver su grandeza, no su limitación; impulsando que desde niños se atrevan a creer en sí mismos y en las posibilidades infinitas para crear su camino.
No verán la vida con limitaciones sino con posibilidades de crear un nuevo puente o camino; y cada vez que construyan uno, verán una extensión de su propia grandeza.
Además, todos tienen algo maravilloso. Son de ida y vuelta, como todo en la vida que va y viene, permitiendo que sin importar el tiempo… el amor regrese al amor.
Autor: Gabriela Zarzosa Quintero