Milagros
«Milagro de Pascua»
Recuerdo perfecto que hace 7 pascuas, recibí un hermoso milagro que me encantaría compartirte.
En esos días, todo era un poco complicado, tres meses antes había partido mi mamá. Entre la tristeza, presión personal y de trabajo; uno de mis ojos en un par de días había perdido la vista.
Los ojos representan las emociones y pues no era extraño que se habían dañado. Los doctores pensaban que era conjuntivitis, pero días después era un virus que había dañado la córnea; y así en días, no podía ya manejar, ver de un lado, no distinguía las luces de noche, no veía los letreros y me espanté mucho porque sentía que en pocos días tampoco podría ver en la computadora casi nada y se vería afectado mi trabajo, mi sustento y el de mi papá.
Siempre platico con Dios, pero esa noche- madrugada me dije vamos a tener una plática especial, muy íntima. Puse un vaso de agua en mi buró, prendí un incienso, pero antes que nada, primero me fui a la ventana y traté de ver borrosamente el cielo estrellado. Empecé a cantar una canción que me enseñaron cuando era niña: YO NO SOY NADA Y DEL POLVO NACÍ, PERO TU ME AMAS Y MORISTE POR MI; ANTE LA CRUZ SOLO PUEDO EXCLAMAR TUYA SOY… TUYA SOY. TOMA MIS MANOS TE PIDO TOMA MIS LABIOS, TE AMO, TOMA MI VIDA OH PADRE TUYA SOY… TUYA SOY. TUYA SOY… TUYA SOY.
Mientras cantaba, no podía dejar de llorar; no había ningún reclamo, ni me sentía desesperanzada, solo quería fundirme en su amor; y así fue, de pronto parecía que nada existía, que mi cuerpo estaba aquí, pero yo estaba en su corazón y en todo el universo. Era como perder mi identidad pero saberme en él, en todo. Un estado de comunión perfecto.
Me fui a mi cama y sentada platiqué con él, como los mejores amigos, con una sinceridad, humildad pero llena de esperanza, le dije que yo sabía que teníamos teléfono directo, que siempre me escuchaba, le conté como me sentía, fue una plática muy del corazón, recé y cuando le dije buenas noches o buenas madrugadas, porque ya eran las 3 de la mañana; el teléfono de mi buró sonó 3 veces, el identificador de llamadas no grabó ningún número y nadie contestaba. Le dije gracias, yo sé que tenemos línea directa jijiji y dormí con una paz que no se puede describir.
Al día siguiente que desperté, abrí mis ojos y veía todo perfectamente, me tallé los ojos, hice pruebas de ver cerca, lejos, etc. llevé mis manos a mi corazón y le dije: GRACIAS DIOS. GRACIAS PADRE-MADRE CELESTIAL.
Su amor curó mis ojos, curó mi corazón y me marcó directamente del Cielo. Ni siquiera regresé con el Doctor.
Este regalo de amor lo recibí hace 6 años en estas fechas y no hay día que no lo agradezca, junto con muchos otros con los que bendice mi vida y arrulla mi corazón con su manto de estrellas.
Autor: Gabriela Zarzosa Quintero