Especiales
Energías de Septiembre
Septiembre, noveno mes del año. Mes que simboliza el proceso de culminación, triunfo, meta o también el de terminación o finales de ciclos en tu vida. Un mes que sin duda alguna marcará un antes y un después en muchos aspectos en tu vida interior y exterior.
Recuerdas cuando estabas por terminar la secundaria o la preparatoria y pronto dejarías a tus amigos, escuela, hábitos, profesores, etc. de muchos años para emprender un nuevo camino en una nueva escuela, carrera o incluso ciudad, pues bien… éste es el sabor de septiembre; así que puede ser un tanto agridulce, pero lleno de esperanza y amor por lo que viene en el camino.
Cuando pienso en ti, en la fuerza que has tenido durante toda tu vida, lo valiente que has sido para empezar una y otra vez; para reinventarte, para atreverte a salir adelante más allá del miedo y la incertidumbre, mirando al sol, con la frente en alto, viene a mi corazón la palabra “Héroe” porque realmente lo eres.
Te he comentado con anterioridad , que dos energías no pueden estar en el mismo lugar al mismo tiempo. No puedes seguir abrazando el desamor pero al mismo tiempo querer vivir el amor en su máxima expresión; no puedes seguir abrazando la baja autoestima y esperar que alguien reconozca lo que eres porque tu no eres capaz de ver lo que eres y vales; no puedes seguir abrazando la incertidumbre y miedo en todos tus proyectos y futuro y al mismo tiempo querer tener paz y certeza en todo. Simplemente, no es congruente; así que si hablamos de los finales o de todo lo que termina, este mes viene con toda su energía de amor, sabiduría e iluminación a mostrártelo todo; así que será como ver en imágenes de películas las relaciones pasadas o actuales de las que aún te sientes lacerado, con enojo o culpa, de las que creías haber sanado, pero que todavía muestran secuelas de su dolor; podrás visualizar o sentir todas esas decisiones que has tomado y que de las que ahora te arrepientes pues no te han llevado hacia tu felicidad, ni sacan lo mejor de ti; se mostrarán todos los sentimientos, acciones, hábitos, trabajos, costumbres y culpas que han bloqueado tu camino hacia la felicidad. Se te muestran, no para que las vuelvas a lamentar o para que te sientas vulnerable, víctima o fracasado; sino para que te atrevas desde el amor a decir adiós, este ciclo se cumplió ; porque ciertamente el amor y el alma sabe muy bien cuando algo ya concluyó.
Es cierto que a veces no es fácil levantar las velas de nuestro barco, desamarrar las cadenas y partir de ese puerto hacia nuevos horizontes, pero tu alma esta deseando con todas sus fuerzas ser feliz, porque lo mereces, porque es tu derecho y además porque el cielo se ha abierto para que finalmente manifiestes el paraíso en la tierra; y en ese nuevo horizonte el mismo cielo escribe la frase: ¡Atrévete, mereces ser feliz y estamos contigo!
El amor te permitirá ver con los ojos del amor y agradecimiento tu pasado, todo lo que experimentaste en el viejo puerto: así que en esta nueva barca no llevarás ningún lastre, ninguna cadena, sólo el sabor de lo que le sumó a tu vida, de lo que experimentaste desde el amor y de lo que desde la sabiduría ya no quieres más. Tus velas y timón estarán palpitando al unísono del amor.
Serás tú mismo… el Cielo en la Tierra porque tu eres… El Héroe del Amor
Vivirás los tiempos más importantes de tu existencia, porque el Amor triunfa sobre el desamor y miedo.
La elección como siempre… es tuya.
Esta energía culminará el 9 de septiembre del 2016 (9.9.9)
El tiempo siempre vuelve
Eres amor, y así es
Eres por siempre amado, y así es
Autor: Gabriela Zarzosa Quintero
El día de pinta
Ahí estaba, tomada de la mano de mi mamá a la corta edad de 4 años, parecía el día más feliz de mi vida; era martes, el día de descanso de mi mamá en el hospital. Para mi suerte, no me llevó a la guardería, así que fue día de pinta de las mejores amigas. 
Completamente hermosas, caminamos con destino a la parada de camión; prontamente mi mamá compró nuestros dos boletos y nos sentamos. Tiernamente sacó unos chiclets Canel´s de su bolsa para disfrutar durante el camino. Su preferido era el de canela.
Atenta observaba las calles, la gente que subía y bajaba, pero nada más me importaba en ese momento que mi mano estuviera completamente abrazada de su mano, su exquisito aroma quedaba fundido en la piel de mi pequeña mano pero sobre todo en mi alma.
Ese día, no había hermanos, no había rutina, solo éramos ella y yo. Nos bajamos del camión justo cuando llegamos el Centro, donde caminamos por Isabel La Católica rumbo al lugar donde se pagaba mes con mes la mensualidad del condominio. Era un bello edificio, lleno de mármol y grandes escritorios de madera, sentada en un sillón negro mis ojos no dejaron de ver esa bombonera de cristal cortado que estaba llena de pequeños dulces, le pedí permiso para tomar uno y me dijo que sí. Sentada, la observé mientras pagaba y escuchaba el sonar del inmenso reloj que marcaba la hora en punto.
Salimos tomadas de la mano y mientras caminábamos por una calle vi un local que ocupaba parte de la banqueta que estaba repleto de juguetes, cosméticos y otras chucherías. Mi vista se centró en una pequeña bolsa de plástico color azul cielo y sin decir una sola palabra, mi mamá me dijo: -¿La quieres?-, mis ojos se hicieron grandes como faros de nieve y prontamente le dije llena de alegría sí. Entonces mi mami pagó 5 pesos por mi primer bolsa. Prontamente la puse en mi muñeca, le metí mi dulce y los boletos del camión. Me sentía grande y pensaba que lo siguiente que le metería sería un lápiz labial de mi mamá, alguno que ya no usara y me regalara.
Tomamos después un licuado, ella uno de mamey y yo uno de fresa. La cita realmente era perfecta y disfrutábamos nuestro día como las mejores amigas. Hablando sin hablar, aunque generalmente a mi no me paraba la boca.
Ese fue el primer momento de mi vida, donde supe lo que era sentirse completamente pleno a pesar de ser tan pequeñita. Disfruté al máximo el aquí y el ahora. Lo celebro como uno de los mejores días de mi vida, tal vez porque sentí fuertemente que nuestro amor era eterno cuando mi mano se fundía en su mano, tal vez porque a su lado, todo lo demás desaparecía, almas inseparables de muchas vidas atrás, ella lo sabía todo de mi y yo todo de ella. Reina y Princesa. Madre e Hija.
Afortunadamente, como este hermoso día, tuvimos la dicha de vivir muchos y muchos más, celebrando la vida, celebrando el amor.
Aquí estoy, 40 años después, donde hace unos días caminando nuevamente por el Centro, me reía en silencio porque justamente caminaba por la calle de Isabel la Católica mientras recordaba este hermoso momento, le dije, Bellecita, gracias por tanto, te amo siempre y de pronto miré a la derecha y ahí estaban… los chiclets Canel´s que tanto le gustaban.
Te amé antes, te amo hoy y volveré a amarte. El tiempo del amor siempre vuelve.
Autor: Gabriela Zarzosa Quintero