Especiales
Camino a Bethlehem
Llega el momento en que todos finalmente nos reconocemos como esas Reinas y Reyes Magos, sagrados alquimistas de amor y de milagros. 
Reinas y Reyes de nuestro corazón y tesoros divinos; dones y virtudes que nos fueron dados desde el principio de los tiempos como hijos de la Fuente Celestial para vivir y expresar lo que somos y compartir esa magnificencia con los demás, con todo lo que vibra en el cielo y la tierra.
Reinas y Reyes guiados en todo momento por el palpitar eterno de la Estrella de Bethlehem, la Estrella de Amor Incondicional, emprendiendo un camino eterno hacia la Casa de Dios( Bethlehem), hacia la casa del Pan Divino, hacia nuestro hogar.
Llevando con nosotros todas esos tesoros, todas esas experiencias de amor que nos permitimos vivir en nosotros y compartir con los demás a lo largo de tantas vidas. El oro de la iluminación y sabiduría que vivimos a lo largo de nuestra eternidad, el incienso del aliento de amor incondicional que con su fuerza, ternura, certeza y poder se expandió en todos nuestras acciones y la mirra de la transformación; aquella que transmuta el dolor en dicha, el odio en amor, la lucha en paz.
Felices cantamos y caminamos rumbo a Bethlehem. Todo es un solo palpitar. Queremos darle al amor todos estos tesoros y devolver con creces lo que nos fue dado desde el principio de los tiempos; y al llegar, nos damos cuenta que somos nosotros los que en ese bendito portal somos bañados de amor incondicional por esos Ojos de Dios que eclipsan;y de pronto, raudales y raudales de bendiciones y regalos eternos nos son entregados, sintiendo un amor incondicional en el que todo desaparece, nos sabemos completamente amados y eternos. Miramos nuevamente esos ojos que hablan: «Eres amor y así es. Eres por siempre amado y así es. Por siempre en ti, Por siempre en mi».
Autor: Gabriela Zarzosa Quintero
Camino a Bethlehem
Observo a mi amada María , ya está en éxtasis divino, el momento está por llegar, su bendito ser a caminado en el paraíso estos 9 meses. Sus ojos irradian el universo entero y en cada respiro destellos dorados salen de su rostro y de todo su ser; dejando un camino dorado de amor desde Nazareth hasta Bethlehem.
Somos muchos, y junto con Dios, legiones y legiones de Ángeles, Arcángeles, Serafines y Querubines del Infinito Cosmos se han unido al Milagro más grande de Amor. La promesa del amor llegó y no dejo de llorar mientras me uno al éxtasis celestial. Todo el camino ha sido un estallar de alegría, oración y bellas canciones. Se respira una paz, sólo conocida en el principio de los tiempos.
Le compuse una canción a ella y a mi querido niñito de amor, no aguanto las ganas de poder cobijarlo entre mis brazos, aquí, cerquita de mi corazón y cantarles su canción para finalmente perderme por completo en esa dulce mirada que contiene la inmensidad del amor.
La veo y casi desmayo de tanto amor, Bendita Madre, eres la Energía Femenina de Dios encarnada para cumplir la palabra de amor y el tiempo finalmente llegó. ¡Oh Amada! ¡llena de Gracia!, Gracias por permitirme conocerte y amarte.
Aquí estamos, Camino a Bethlehem y mientras nos acompañamos y cuidamos también de nuestro amado José, recuerdo cuando él preparaba la cuna, ella tejía pañalitos y cobijas para mi tierno niño mientras le cantaba canciones de amor, y cuando oraban los tres, el olor a jazmín, lirio y rosas se respiraba en toda Tierra Santa, en cada rincón de la tierra y en el cielo entero.
Aquí estamos, Camino a Bethlehem. El tiempo del amor llegó y así es.
Autor: Gabriela Zarzosa Quintero.