Especiales
«19 de Septiembre»
Ese 19 de septiembre, éramos cientos, yo sabía perfectamente cuál era mi misión principal en ese momento, así que me desplacé hasta adelante y elegí un lugar en el que no estorbara a nadie pero yo también poder hacer lo mío. No pasaron ni 5 segundo cuando ya estaba en un trace consiente entre el cielo y la tierra por así decirlo. No se trataba sólo de una visión, era el puente de acceso para que yo cumpliera mi misión en ese lugar.
Había una cantidad impresionante de seres de luz conocidos como ángeles trabajando en una sincronía perfecta. Estaban en círculo pero haciendo un gran espiral hacia arriba. Palpitaban al mismo ritmo. El brillo era cegador y los colores que predominaban principalmente era el rosa y el violeta en casi todo el lugar, aunque habían colores que aquí no se conocen. Todos estos colores tenían una conciencia de sí mismos también y se movían algunos en forma de espiral, otros en círculo y algunos más como grandes telares tipo auroras boreales.
El amor que sentía por momentos me abrumaba cuando nos miramos y comunicamos sin palabras. El respeto, honor y amor incondicional que todos ellos emanan por todos nosotros es indescriptible.
Yo sentía que explotaba en olas de amor y escuchaba unos cantos bellísimos, sabía que la vibración y sonido de éstos eran para armonizar a todos, a los amorosos valientes que estaban dejando al mundo un mensaje de amor y unión; a los familiares devastados y a todos los voluntarios y trabajadores que estaban completamente alineados con la compasión, empatía y amor incondicional. También había unos cantos especiales sólo para las almas que partían, eran unos cantos que contenían por así decirlo una preciosa voz tejida entre ellos. Ere el dulce canto, la dulce voz del regreso a casa. Era el canto del nombre de cada uno de ellos, el que está impreso en su alma, en su espíritu, la propia conciencia de su magnificencia y eternidad.
De pronto, de una en una, vi a todas esas esas magnificentes almas y las amaba con toda mi alma. Les solicitaba permiso para acercarme, nos miramos y yo asentaba con mi cabeza.
Yo sabía quiénes eran, podía ver su grandeza celestial y hablábamos el verdadero lenguaje del amor al mirarnos, era el lenguaje de la paz, de la gloria, del honor. Les daba las gracias a nombre de toda la humanidad, de su familia, amigos y de todos los corazones con los que en algún momento se relacionaron de manera directa o indirecta, pues todo, absolutamente todo está relacionado.
La familia celestial de cada uno de ellos estaba ahí, entre todos esos ángeles de amor. Su linaje estelar, sus antepasados, los que todavía no habían nacido, las partes de su alma de vidas pasadas y futuras, todos estaban ahí en un tiempo del no tiempo, en el ahora, en el amor.
El tiempo no existe como tal del lado del paraíso (conciencia total) , así que pude ver el antes, durante y después de todo lo sucedido; por lo que todo lo que te estoy compartiendo forma parte de ese antes, durante y después del acto de amor y mensaje hacia toda la humanidad.
La luz violeta y rosa estaban purificando toda esa energía, lo que conocemos como los últimos instantes y puedo asegurarte que fueron abrazados desde antes. Todo fue muy rápido. El canto/voz de su propia alma y espíritu, latía al unísono de todos los que estábamos ahí, era realmente como un destello estelar.
El amor era indescriptible, se sentían tan amados no sólo por todo el séquito celestial sino por todos los cientos de ángeles disfrazados de humanos que estaban ahí para ellos. Así que ellos estaban en paz, sin ningún tipo de dolor, emanando un gran brillo, se sabían eternos, se sabían de regreso a casa. Así que todos celebrábamos con profundo amor su vida. Nos regalaron un gran mensaje de amor, unión, compasión y trasendieron. Le dijeron sí al amor, sí a dejar un legado no sólo a la familia sino al mundo entero.
Formé un gran espiral ascendente con ayuda de la Fuente Celestial, por fuera giraba pero por dentro era muy acolchonado, eran como puentes de colores (principalmente rosa) llenos de alimento celestial, un tipo miel, agua de la fuente celestial y fueron bañados y vestidos con nuevas ropas y sandalias (esto es un símbolo para el alma que cruza de una energía a otra). Había un espiral, puente, camino para cada alma. Eran únicos y magnificentes, como ellas.
Me puse de acuerdo con el Arcángel Gabriel, Zadquiel quienes en todo momento me vieron con profundo respeto y amor, atentos a cada acto, cada palabra, etc.
Encaminé a cada alma hacia el puente dentro del espiral con profundo amor y le pregunté a cada una si tenía algún mensaje que compartir… mañana que se cumple un mes lo comparto.
Y si te preguntas dónde estaba Dios, pues estaba y está en todo y todos. El es el canto, la voz, el color, el brillo, el puente, el espiral, la corte celestial, las almas, la compasión, el libre albedrío, el amor incondicional, el que les lavó los pies, el que los abrazó, tú y yo.
No recuerdo vestir con tanto honor durante 9 días, un casco, un chaleco que dejaba súper sudado, unos guantes y muchos cubre bocas.
Autor: Gabriela Zarzosa Quintero
