Especiales
«Brille por siempre tu Luz Eterna»
“Brille por siempre tu Luz eterna.” Todos asociamos esta frase al momento en que nuestros seres queridos hacen su transición, pero cierto es que los que más necesitan sintonizarse una y otra vez con esta verdad son los que seguimos aquí.
En una canalización la Fuente Celestial dijo: “En una sola encarnación (una sola vida), todos mueren varias veces” y esto es tan profundo de tantas maneras que hoy quiero enfocarme en una, la que todos hemos estado viviendo con fuerza durante este tiempo… la muerte que conlleva la transformación.
La muerte es tan solo una experiencia que nos confirma que somos exquisitamente eternos. Así que somos energía divina en constante transformación. Cuando comprendes y aceptas esto tu relación contigo y con todo cambia (se transforma) al tiempo que se desvanecen un sinfín de miedos.
¿Cuántas veces has sentido que realmente mueres en vida sintiendo una oscuridad total? ¿Cuántas veces has sentido que la llegada de esa transformación te está desafiando con toda su fuerza? , pues es ahí donde ocurre una gran revelación porque “La muerte es ese momento temporalmente oscuro/vacío donde inevitablemente se enciende tu nueva Luz sí o sí.”
No hay manera de que llenes un frasco de azúcar si antes no lo vacías y lavas. “La muerte es ese momento donde tu alma te vacía de todo lo temporal que te aterra, duele, lacera, drena, enferma, empequeñece y no suma para ser llenado por todo lo que eternamente ya eres… Luz de amor eterno en expansión. Así que la muerte es un regalo tanto para que los que han hecho su transición como para los que seguimos aquí porque siempre TE LIBERA.”
Si el amor es eterno, entonces la muerte no tiene efecto sobre nada que sea eterno como tus seres queridos, pero debes acostumbrarte a sintonizarte con ellos a través del lenguaje del amor porque sólo abriendo completamente el corazón podrás hacerlo. Y es aquí donde se hace otra divina revelación: “Una parte de ellos se funde contigo cuando realizan su transición y una parte tuya se eleva con ellos”. La promesa del amor, es la promesa del amor. ¡Abraza este regalo, esta verdad! El amor es cuántico queridos, es cuántico. Es omnipresente, omnipotente, omnisciente. Vive y vibra eternamente en lo visible e invisible. Así que es momento de que restaures tu relación con el amor, por lo tanto contigo mismo.
El amor permite los milagros y los multiplica más allá de la muerte si en tu libre albedrío los autorizas.
Así que es tiempo de reflexionar sobre los regalos que te han dado tus momentos más oscuros?. De qué te liberaron? Sin duda alguna están destinados a devolverte a ti mismo, a rehabilitar la relación de amor contigo mismo, de llegar a todos los rincones de tu corazón, de aquietar las llagas de los pensamientos y emociones, de desmoronar los miedos, de hacerte humilde y sabio, de empujarte al vacío para finalmente volver a expandirte y puedas cumplir así la misión de tu vida.
Sea lo que sea desde lo más profundo de mi corazón decreto… “Que brille por siempre tu Luz eterna.”
Por eso, cuando te mires cada día al espejo repite: “Que brille por siempre mi Luz eterna.” Cuando veas a alguien conocido o no, amándolo o no, decreta desde lo más profundo de tu corazón: “Que brille por siempre tu Luz eterna”, para que desde ese lenguaje eterno de amor recuerde que la muerte es ese momento temporalmente oscuro donde inevitablemente se enciente tu nueva luz sí o sí. Ese pensamiento de amor es poderosamente cuántico, ese pensamiento de amor hace milagros. Y así es.
Eres amor… y así es.
Eres por siempre amado… y así es.
Autor: Gabriela Zarzosa Quintero
© Derechos Reservados. © Foto: A quien corresponda.
Queda prohibida su modificación parcial o total.
«A todas»
A todas las que han tenido la dicha de sentir dos corazones palpitando al unísono del amor dentro de sí, permitiéndose conocer el amor más puro e incondicional.
A todas las que han tenido la compasión de seguir amando sin juzgar, aún cuando fueron abandonadas, lastimadas o relegadas por uno o todos sus hijos, ya sea por un tiempo o hasta su último aliento.
A todas las que sin haber engendrado un hijo, su energía femenina empodera, vivifica, armoniza y sana de tantas maneras a todo y todos.
A todas las que se han dado la oportunidad de amar a un hijo, que aunque fue concebido en otro vientre, hoy se funde en el amor de tu mirada, en la dulzura de tu sonrisa y en el arrullo de tus brazos.
A todas las que aún queriéndose morir de tristeza, impotencia o desesperación, han tenido la fortaleza y sabiduría para comprender más allá del peor dolor, que ese amado(a) hijo(a), seguirá viviendo en ti y a través de ti, arropando tu alma con el calor de sus alas.
A todas las que han tenido la valentía de renacer de sus cenizas y tratar de ser la mejor madre aún sin el apoyo del padre de sus hijos; y a las que aún viviendo esta situación, no alimentan de odio y resentimiento su corazón ni el de sus hijos.
A todas las que con profundo amor han sido o son, madre de sus padres, permitiendo que el amor regrese al amor.
A todas las que aún siendo privadas de su vida, siguen siendo el más grande ángel guardián de sus hijos.
El amor siempre vuelve al amor.
Ya sea en el cielo o en la tierra: Tu compasión sana. Tu cobijo llena de paz. Tu mirada da confianza. Tu dulzura alienta. Tu palabra guía. Tu perdón inspira. Tu amor… es el amor de Dios.
A todas las madres del Cielo y la Tierra… Gracias por existir.
Gracias por ser Fuente Infinita de Amor.
Bendito su vientre y Bendito su corazón.
¡Feliz día de las Madres!
Autor: Gabriela Zarzosa Quintero
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