Especiales
«A todas»
A todas las que han tenido la dicha de sentir dos corazones palpitando al unísono del amor dentro de sí, permitiéndose conocer el amor más puro e incondicional.
A todas las que han tenido la compasión de seguir amando sin juzgar, aún cuando fueron abandonadas, lastimadas o relegadas por uno o todos sus hijos, ya sea por un tiempo o hasta su último aliento.
A todas las que sin haber engendrado un hijo, su energía femenina empodera, vivifica, armoniza y sana de tantas maneras a todo y todos.
A todas las que se han dado la oportunidad de amar a un hijo, que aunque fue concebido en otro vientre, hoy se funde en el amor de tu mirada, en la dulzura de tu sonrisa y en el arrullo de tus brazos.
A todas las que aún queriéndose morir de tristeza, impotencia o desesperación, han tenido la fortaleza y sabiduría para comprender más allá del peor dolor, que ese amado(a) hijo(a), seguirá viviendo en ti y a través de ti, arropando tu alma con el calor de sus alas.
A todas las que han tenido la valentía de renacer de sus cenizas y tratar de ser la mejor madre aún sin el apoyo del padre de sus hijos; y a las que aún viviendo esta situación, no alimentan de odio y resentimiento su corazón ni el de sus hijos.
A todas las que con profundo amor han sido o son, madre de sus padres, permitiendo que el amor regrese al amor.
A todas las que aún siendo privadas de su vida, siguen siendo el más grande ángel guardián de sus hijos.
El amor siempre vuelve al amor.
Ya sea en el cielo o en la tierra: Tu compasión sana. Tu cobijo llena de paz. Tu mirada da confianza. Tu dulzura alienta. Tu palabra guía. Tu perdón inspira. Tu amor… es el amor de Dios.
A todas las madres del Cielo y la Tierra… Gracias por existir.
Gracias por ser Fuente Infinita de Amor.
Bendito su vientre y Bendito su corazón.
¡Feliz día de las Madres!
Autor: Gabriela Zarzosa Quintero
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