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«El amor es lo que somos»
Imagínate a un dulce panadero de 65 años que muy de madrugada sale de su casa para dirigirse a la panificadora donde trabaja desde hace muchos años y que abre sus puertas a las 6:00 am.
Don Bollito, como todo mundo le dice, tiene una artritis tremenda que ha ido desfigurando sus manos con el tiempo, pero necesita el trabajo y ama hacer pasteles.
Él nunca ve a los clientes pero mientras hornea y decora los pasteles visualiza que unirán a la familia en momentos especiales y llenos de amor, lo cual es irónicamente triste porque sus hijos lo abandonaron desde hace ya varios años. Aún así, hace con profundo amor todos los pasteles de ese lugar. Cuando está completamente absorto en la preparación de estos deliciosos pasteles, siente que se expande, que Dios dirige sus manos, que es tan bueno y creativo que podría enseñar a realizar los mejores pasteles a cualquier persona en el cosmos. Cuando está sumergido visualizando todos esos momentos llenos de amor mientras une los ingredientes, brilla tanto que ilumina todo a su alrededor, pero él no lo sabe, irradia un amor tan puro que a unas cuadras un vagabundo se siente muy desolado pero esa luz lo cobija y llena de paz. Don Bollito obviamente no sabe esto, pero su alma sí.
Ahora imagina que alguien compra un delicioso pastel de chocolate y pasa un momento increíble en familia. Ese mismo día, alguien más compra un pastel de frutos rojos y la fiesta termina entre discusiones y golpes, en el que el pastel fue arrojado en el rostro de una persona para humillarla.
Los dos pasteles llevaban el mismo amor, pero pasaron historias diferentes. El segundo quedó en la basura, obviamente nadie lo probó. ¿Crees que esto le quitó valor al trabajo y amor de Don Bollito? ¿crees que esa familia no valoró el trabajo de este panadero? ni siquiera pensaron en eso verdad?
El alma de Don Bollito siempre exalta todas esas visualizaciones llenas de felicidad porque se trata sobre experimentar quién es él cuando ama lo que hace, quién es él cuando siente que todo desaparece e irradia esa energía inmaculada de felicidad cundo decora sus pasteles. Él comparte con el mundo todo ese amor a través de sus manos sin siquiera comprenderlo bien, pero es real y es una energía eterna de amor aunque parezca momentánea.
Don Bollito nunca se distrae pensando si valoran o no su trabajo, si alguien al ver el pastel agradece su trabajo o no. Él sólo enfoca su energía en todos esos momentos de felicidad mientras crea en su mente nuevas recetas y decoraciones. Comprende que la vida se trata de descubrir quién eres cuando amas lo que haces, cuando permites que tus talentos fluyan en ti y a través de ti. Él no ve la artritis que tiene deformados todos sus dedos como un obstáculo, ni le da miedo el futuro. Él dice que sus dedos tienen vida propia y se mandan solos, pero que siguen la voz de su corazón cuando decora haciendo que esos pasteles sean perfectamente hermosos y tengan un sabor delicioso. Aunque gana poco, él da las gracias porque se le permite hacer lo que ama ya que la felicidad de esos momentos no la cambia por nada.
Lo mismo sucede con la vida misma. Lo que uno hace, lo hace porque uno se siente expandido cuando lo hace, porque sientes que desapareces, que los problemas se van y que ahí va el amor que emana de tu alma; pero lo que decidan otros, no tiene que ver con nosotros aunque muchas veces parezca que sí.
Deja de generar expectativas sobre lo que los otros hagan o no hagan, valoren o no valoren. Deja de poner tu valía en el mundo exterior y enfócate en la magnificencia de tu mundo interior, porque toda la plenitud, alegría y felicidad verdadera emana de ahí.
Cuando ese pastel que quedó en la basura fue descubierto por una perrita que acababa de tener cachorritos, se llenó de ese amor mientras lo devoraba porque nada que emane del amor puede ser frenado o detenido. El amor es la única energía eterna que fluye y siempre llega a todo corazón que así lo permita.
Tu propia existencia ya es un milagro seas Don Bollito, sus hijos, el dueño de la Pastelería, el vagabundo o el cliente. Cercanos o no, conociéndonos o no, el amor nos conecta porque amor es lo que somos.
Al llegar al cielo Dios le dirá a Don Bollito, a ti, a mi, a todos: Yo sé todo lo que hiciste y te amo infinitamente como siempre es y será. Gracias por expandirte a través del amor.
Gracias por existir.
Eres amor… y así es.
Eres por siempre amado… y así es.
Autor: Gabriela Zarzosa Quintero
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