Especiales
«Bastaron 45 minutos»
Bastaron 45 minutos en periférico para ver casi 30 años de mi vida en un instante, lo que más tarde se reveló se debía a que había asistido a la Universidad donde estudié.
Mientras recorría sus instalaciones una profunda energía de agradecimiento recorría todo mi ser; esa que te embriaga, que no puedes contener dentro de ti. Mientras caminaba, sabía que en ese espacio una pequeña parte de mi, todavía habitaba ahí, yo… la podía sentir.
Ya de regreso en periférico, toda mi vida se reveló ante mí.
Se sabe que cuando una persona va a hacer su transición como yo lo llamo, es decir, su cambio de vida, toda su vida pasa frente a él /ella en un instante cobijado por el no tiempo. Revelándose sólo lo que llevará al otro viaje… Amor, sí, el amor; y aunque espero ese no sea mi caso por ahora, pude sentir en lo más profundo de mi, como era esa sensación.
Todo mi ser estaba extasiado por una gran energía de paz, de calidez, de magnificencia, de complitud, de agradecimiento, de gloria, de un amor total. Veía sólo lo que era importante… imágenes de abrazos y más abrazos, de esos que te conectan con el corazón de cada persona. Besaba las manos de mis padres, besaba sus corazones, besaba sus caritas y así mismo besaba y abrazaba a todas las personas importantes de mi vida, no importando si estuvieron muchos años o sólo un instante. A todas les veía los ojos y quedaba hipnotizada, pues sabía perfectamente que son la puerta hacia el alma, donde habita la verdad y eternidad de cada uno. Todo pasaba frente a mi y sentía bocanadas y bocanadas de amor, parte mío, parte de mis seres queridos, parte del universo, parte de Dios. Todo ese amor, estaba completamente unido.
Y lo que más me llamaba la atención, es que no había ninguna energía de dolor, abandono, soledad, fracaso, preocupación, traición, resentimiento, nada estaba roto ni quebrado. No, nada de eso existe, no lo ves en ti, ni lo ves en los demás, eres liberado de todo lo que no es Amor ni que es eterno.
Comprendía que importaba un carajo el 9.4 de promedio, las tareas perfectas, la maestría, los planes estratégicos, las campañas de publicidad, las interminables juntas, las 18 horas diarias en un trabajo, los puestos directivos y gerenciales, los miedos, los resultados desfavorables, las decepciones, las peleas, las grillas, las traiciones, los malos entendidos, ni tampoco las cosas materiales, podía ver como se desintegraba. Nada de eso importaba.
Y en ese instante, una voz que contenía todas las voces, tierna y alegremente me dijo. “LO UNICO QUE IMPORTA, ES EL AMOR. LO ÚNICO VERDADERO E INFINITO, ES EL AMOR. LO UNICO QUE TRASCIENDE Y LLEVAS CONTIGO, ES EL AMOR. LO UNICO QUE COLECCIONAS Y ATESORAS, ES AMOR. LO UNICO QUE ERES , ES AMOR. LO UNICO QUE COMPARTES, ES AMOR. EL AMOR ES TODO LO QUE FUE, ES Y SERÁ, Y ESTA ES LA GRAN VERDAD.”
Hoy, completamente conmovida, te comparto mi verdad.
Gracias por existir.
Eres amor… y así es.
Eres por siempre amado… y así es.
Autor: Gabriela Zarzosa Quintero
© Derechos Reservados. © Foto: A quien corresponda.
Queda prohibida su modificación parcial o total.