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Recomendación Libro: «Caldo de pollo para el alma»

Cuando mi mamita querida estaba a punto de hacer su transición, me acerqué a su oído y entre todas las palabras de amor que compartí con ella le pedí que al llegar al cielo (estado expansivo de su consciencia divina) me mandara una señal especial. Ella y yo sabíamos que sólo podría acompañarla hasta la entrada del camino y así lo hice. Fui muy clara en mi solicitud y le dije: Cuando llegues, mándame flores sólo de color blanco. Las que tú quieras pero sólo blancas. De ningún otro color.  

Cada día, al llegar a casa del trabajo, me ponía en trance para monitorear su divino camino mientras le entonaba bellos cantos de amor.

Al séptimo día, un amigo querido que nunca voy a olvidar, llegó a la oficina y me dijo: Gaby, no sabía que flores regalarte para este momento, así que elegí estas con mucho cariño. Aquí estoy para ti. Me dio un fuerte abrazo, me dijo otras palabras hermosas y me entregó una tarjetita. 

¡Era un ramo enorme de puras flores blancas! Mis manos no dejaban de temblar al recibirlo y sólo pude ponerme a llorar de gratitud y alegría. Sí, porque en los momentos más dolorosos se puede también llorar de alegría al saber que mi mami ya estaba en ese majestuoso estado de amor, gracia, plenitud y expansión llamado cielo. 

Esa noche, al llegar a casa, el cielo entero, ella y yo celebramos su existencia eterna. Más adelante, en un mensaje me dijo que el Arcángel Gabriel la acompañó durante todo su camino y que la recibió María. Aún ahora no puedo dejar de llorar de sólo compartirlo contigo.

Todas esas flores disecadas se encuentran ahora en una caja de tesoros que hice especialmente para ella.

Hace un mes, de manera sorpresiva, una maravillosa amiga me mandó un florero con unas resplandecientes flores blancas junto con otro obsequio y una tarjeta que decía: «Gracias por todo». No era mi cumpleaños, pero a ella simplemente le nació. 

Inmediatamente las puse en mi altar y me puse a llorar de gratitud. Sólo mi corazón sabe lo que las flores blancas simbolizan para mi; y no es casualidad que el último mensaje de mi contestadora con la voz de mi mami diga: “Gaby, Gracias por todo”.

Este tipo de cobijo celestial es común por parte de nuestros amores eternos cuando saben que necesitamos ese abrazo extra, que vamos a transitar por un desafío para llenarnos de su amor eterno o simplemente porque sí.

Quise compartir esta historia tan personal contigo, porque este maravilloso libro es exactamente eso, un cobijo de amor y esperanza, un caldito de amor, un apapacho para tu alma a través de pequeñas historias reales.

Lo leí por primera vez en el 2010, y hace poco compré esta edición especial de aniversario. En total son aproximadamente 140 historias cortas que llenarán de amor tu corazón. Algunas seguramente te harán llorar.

Me gustó tanto el libro, que empecé a comprar desde ese tiempo todos los libros de Caldo de Pollo para el alma, pero la verdad, no me han gustado los demás. Para mi este es el mejor de todos.

Yo lo compré en Sanborns pero está actualmente en casi todas las librerías justamente por la celebración de su aniversario.

Mamita querida, mi amor eterno. Te amé antes, te amo hoy y volveré a amarte. El tiempo del amor siempre vuelve.

Toño querido, Vero querida, gracias por existir y ser esos mensajeros de amor porque la vida nos enseña que todos somos ángeles de todos o no?

♥♥♥

Libro: Caldo de pollo para el alma. El libro original.

Autor:  Jack Canfield,  Mark Victor Hansen, Amy Newmark.

 

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Gabriela Zarzosa Quintero