Especiales
Justo lo que no querías que pasara… ha sucedido
Justo lo que no querías que pasara, ha sucedido. El peor escenario que jamás hubieras imaginado… esta ocurriendo. Y no llegó solo, pues una profunda sensación de miedo, incertidumbre, pérdida, fracaso, ansiedad, enojo y dolor le acompañan. 
Miles de pensamientos viciados llegan como esa fuerte tormenta que ni siquiera te permite ver claramente a unos cuantos metros, sintiéndote completamente desorientado y desolado porque no puedes ver como salir de esta situación a sabiendas que pase lo que pase el mundo seguirá girando pero el tuyo no, el tuyo se detuvo o fue tragado por una gran arena movediza.
Enfrentando un duelo o varios duelos a la vez. Basta preguntarle a un padre que ama profundamente a sus hijos, cercano a ellos y que tristemente ahora vive una pacífica o dramática separación debido a que ha decidido cruzar la frontera para poder hacer del futuro de ellos algo muy distinto al suyo, primero muerto antes de permitir que sus hijos mueran de hambre. Háblale de esa hambre, de empezar de menos mil, de no tener nada, de ser rechazado o tratado como poca cosa.
O esa madre que ha perdido a un hijo o varios; y que por más que le digan que están en un lugar mejor, no hay ningún consuelo que la haga sanar, perdiendo el sentido de la vida misma.
No es menos angustiante la pérdida de un trabajo o de todo tu patrimonio por una crisis interminable, un negocio que no dio fruto o por la traición de un socio.
El dolor del término de una relación de tantos años y tal vez, por qué no, de tantas vidas; donde crece un miedo profundo por enfrentar la vida nuevamente sin esa persona.
Y si de propósito hablamos. Sentir que para lo que naciste y te hace vibrar, lo que tienes para ofrecer, es rechazado por el mundo, haciéndote sentir que poco importan tus talentos, ocasionando que la pasión interna se vaya consumiendo como una vela.
El miedo de enfrentar aquella enfermedad con olor a muerte, donde con ella se desintegra la esperanza que habitaba en ti.
A sabiendas de que sea cual sea la situación o situaciones tan desgarradoras que estés enfrentando, donde sientes que hasta respirar duele, el comportarte como víctima como tantas veces lo hiciste en el pasado, no te ayudará. La propia vida te ha mostrado que culpar al mundo entero o a una sola persona por lo que estás viviendo, no te hará sentir mejor ni solucionará nada. Sabes que el drama y la victimización con toda su energía de rabia, venganza, culpa o desolación sólo te desgastarán más.
Podrás optar por vivir un tiempo como en pausa, caminando sin andar; presente, pero a la vez ausente. O tal vez moverte rápidamente entre un miedo y otro para ver por donde encuentras puertas que se abran, pero esa pesadumbre no te permite encontrarte con ellas.
Hasta que un día, finalmente, sentirás en ese total vacío, un relámpago que te tomará por sorpresa y que con su luz te hará salir de ese umbral. Sabrás en ese momento, que lo único que está por arriba de toda esa miseria y dolor; es una fuerza que desintegra toda pesadumbre, una fuerza que todo lo consuela y restaura, una fuerza… llamada amor.
Y esa sabiduría, te indica que es momento de caminar hacia adentro y no más hacia afuera, ya no buscarás más en el exterior, ni en otros lo que ya está en ti. Comprenderás que “toda perdida exterior es la manifestación de algo que aparentemente perdiste en tu interior y digo aparentemente porque el amor nada pierde”.
En ese instante, podrás escuchar nuevamente la tierna pero poderosa voz de tu corazón, que te guiará en todo momento. Sin ningún tipo de juico, intenta comprender que todo lo que ocurre, trae consigo una verdad, sabiduría, una revelación de quien eres tu, una revelación de lo que no eres, uno o varios miedos a desintegrar, pero además, trae consigo la solución o soluciones, una gran liberación y la sanación interior y exterior, transformándote hacia tu verdadera esencia y poder.
La única manera de ser transformando por el amor, es liberando todos los miedos que se han pegado a tu esencia como la tinta de pluma al papel. Todos, de una u otra manera venimos a desintegrar las ideas falsas de lo que creemos que somos o de lo que creemos que merecemos, por lo tanto de todos nuestros miedos. Ciertamente esto representará nuestros más grandes desafíos y el triunfo inminente del amor.
La clave está en amarte como nunca te has amado (autoestima), en valorarte como nunca te has valorado (auto-valoración) y en tener la certeza de que mereces toda la energía sublime del universo manifestada aquí y ahora para tu mayor felicidad y plenitud (auto-merecimiento). El que poco se ama, poco ama y poco amor recibe. Todas las decisiones que tomamos son directamente proporcional a la autoestima que nos tenemos. Así que sé benevolente y compasivo contigo y todo nuevamente será restaurado junto con mil regalos que jamás hubieras imaginado para ti.
Y sabes por qué? Porque le amor es la energía más poderosa del universo. Contiene toda la sabiduría de lo que es verdadero y hace polvo lo que es falso, y cuando sabes lo que es falso nunca más existirá algo que te inquiete, te lastime ni te haga sombra. Este es el triunfo de los que se saben amor y se tratan con amor.
Sea lo que sea por lo que estés pasando repite: Yo soy el triunfo del amor. Yo soy el triunfo del amor. Yo soy el triunfo del amor y esta es la gran verdad.
Eres amor… y así es. Eres por siempre amado… y así es.
Autor: Gabriela Zarzosa Quintero.