Especiales
«Los vientos cálidos del amor»
Con los vientos del verano, cruzamos la mitad del año, para adentrarnos a lo más profundo de nuestro ser. Ha sido un largo viaje de regreso a casa, de regreso al amor; pero aquí estamos, despojándonos día a día de nuestros miedos, los cuáles como costras encarnadas habíamos alimentado y sostenido en nuestro ser. 
Por mucho tiempo cedimos al desamor; compramos millones de boletos de ida y vuelta al miedo y al dolor; y en todas esas travesías juntamos miles de penas, venganzas, culpas y vergüenza; guisamos banquetes de desazón y desilución; experimentando lo que no somos, a lo que pertenecemos y lo que finalmente esta caducando por decisión propia. Termina la obra de teatro, el ego, la ilusión, la mátrix y sus engañosas máscaras. Caducó el tiempo de experiementar lo que no somos.
Así que aquí estamos, de cara al Sol, con la frente en alto y el corazón palpitando; para llenarnos de la nueva energía de este bendito sol; el cual, al unísono del amor, se esta alineando al sol central de las Pléyades (Alcyón), al sol central de nuestro corazón , a nuestra chispa divina, a la llama eterna del amor.
Los bailes celestiales de las tormentas solares de estos tiempos, nos llenan de vida y de una vibración única hacia el gran portal cósmico del del 888 ( 8 de Agosto del 2015). El tiempo de traer el cielo a la tierra, el tiempo de los milagros y la posibilidades infinitas. Finalmente nos atrevimos a ver de cara al sol, para que iluminara y transformara toda energía de miedo, crueldad y dolor.
No ha sido fácil, para llenarnos de luz es preciso soltar todo lo que no es luz; para abrazar el amor es fundamental soltar todo lo que no es amor ; y tu alma lo sabe muy bien, así que llena de fuerza, certeza y amor te esta sacando de los lugares, personas, situaciones, hábitos y vicios con las que has navegado en ríos y ríos de desazón; pero a pesar de tanto dolor, aún te aferras a ellas, sintiéndo que todo se desmorona a tu alrededor, te aferras a los milenarios hábitos y costumbres; te aferras a creer en el dolor y no en el amor; te aferras a empequeñecerte, a compararte y a lacerarte; dudando en todo momento de quien eres, de todo y todos; haciendo lo mismo con la humanidad.
Pero tu alma ya abrazó al amor, escuchó su propia voz que es la voz de la Fuente Celestial y sintió el regocijo de regresar a casa, al amor, a la gracia, a la paz, al poder, a la fuerza, a la sabiduría, a la salud y a la magnificencia; avivó nuevamente su fuego interior; y sabes qué? ya no hay marcha atrás, el único camino es el del amor.
Así que cada vez que sientas que algo o todo se desmorona a tu alrededor no tengas miedo, porque simplemente se está derrumbando todo lo que no es amor, todo lo que ya cumplió su ciclo, todo lo que ya no saca lo mejor de ti, o de otros, todo lo que no forma parte de tus misiones, ni de la gloriosa experiencia de experimentar el cielo en la tierra; y cada vez que te sacuda el miedo o el apego, recuerda siempre a la divina orguga, aquella que llena de amor y de certeza, desmoronó todo lo que creía que era su mundo (pero que realmente no lo era), era la única forma de poder volar y experimentar el amor en el viento, en la flor, en cada expresión de amor. Ella se dejó cobijar por el amor, parecía que invernaba, pero estaba siendo arrullada, el aliento de Dios formaba sus nuevas alas, su única tarea era creer que ya era una mariposa, creer que recorrería el mundo en esas alas, creer que ella ya era una expresión de amor.
Así que suelta; despréndete de todo lo que no eres, no temas más, descansa finalmente en los brazos del amor y deja que los vientos cálidos del verano, construyan eternamente, la mejor versión de ti mismo, de lo que realmente eres… La Expresión de Dios, la expresión del Amor.
El tiempo del amor siempre vuelve, y así es!
Autor: Gabriela Zarzosa Quintero.